Esteban Echeverría nos invita a pensar…

Hola chicos: como les comentaba en una entrada anterior, la idea es que podamos generar reflexiones sobre nosotros mismo y nuestra vida a partir de nuestras lecturas.

Por eso, a medida que vayamos leyendo La cautiva, anotaremos en esta entrada algunos puntos para analizar.

Sobre La cautiva en general y la primera parte: «El desierto»

Cuando comenzamos a trabajar con el libro, yo les comenté que La cautiva es una obra de carácter fundacional porque se trata de uno de los primeros libros de literatura argentina. En ese momento, el país se estaba formando y sus líderes intelectuales tenían que pensar cómo iba a ser La Argentina. En parte, eso significaba crear una cultura y una literatura.

Es en ese contexto que Echeverría escribió su libro, que comienza con una primera parte denominada «El desierto». Ese desierto pampeano no se parecía en nada al desierto del Sahara, que nosotros tenemos en la cabeza. Únicamente lo podemos relacionar por su extensión y porque, a los ojos de los europeos, se trataba de una tierra exótica. Nuestros criollos tenían una mirada europeísta, y por eso la comparación les servía.

Pero existía otra razón para llamar «desierto» a la tierra de indios: algo desierto es algo que está vacío y que se puede tomar. Con esta denominación, se le quitaba al indio la entidad de persona. Los líderes intelectuales de la época, que estaban construyendo nuestro país, también estaban decidiendo quiénes iban a tener derecho a ser argentinos.

Luego de leer «El desierto», y habiendo pensado todo esto, reflexionemos…

¿Qué es ser argentino para nosotros? ¿Nos sentimos argentinos? ¿Es, para nosotros, un grupo de pertenencia? ¿Nos da orgullo? ¿Somos conscientes de nuestra historia? Cuando leemos sobre el desierto, ¿podemos pensar en el país que conocemos? ¿Cómo es el país que conocemos?

Sobre la segunda parte: «El festín»

En esta parte del libro se nos presenta una escena de los indios festejando. Nuestro autor los muestra animalizados y bestializados: se presenta una imagen grotesca.

Para una mirada europeísta e imperialista, mostrar al indio como un ser inhumano era una manera de quitarle su calidad de persona. Así, se justificaba el trato que recibían los indígenas y se justificaba la obtención y retención de sus tierras.

¿Cómo se hubiese sentido el indígena al leer estas páginas?

La mirada subjetiva sobre el otro a veces nos impide ver su verdadera cara. Nos hace distantes y lejanos.

¿Quién es el otro para nosotros? ¿Quién nos ve como otros? ¿Cómo nos sentimos cuando menospreciamos al otro y no podemos ver su verdadero ser? ¿Podemos entender al otro si lo menospreciamos? ¿Tenemos una mirada subjetiva? ¿Alguien nos ha menospreciado alguna vez? ¿Hemos sentido la injusticia de que alguien nos juzgara a partir de una mirada subjetiva?

Sobre la tercera parte: «El puñal»

En la tercera parte de La cautiva aparece en escena nuestra heroína, María. Pero María no aparece sola, viene acompañada por su puñal. Con este elemento logra liberarse y logra liberar a su amado.

El puñal de María está dotado de un gran peso simbólico. Pero, por sobre todas las cosas, representa la libertad.

¿QUÉ ES LA LIBERTAD?

En este contexto, en el que vivimos encerrados y no podemos salir, más que nunca nos preguntamos sobre el significado de la libertad.

¿Cuándo somos libres? ¿somos libres cuando hacemos todo lo que queremos? ¿somos libres cuando tomamos una decisión por nosotros mismos, aunque esa decisión nos obligue a limitarnos de muchas otras maneras? ¿Cuándo empieza la libertad y dónde termina? ¿Dejamos de ser libres porque estamos encerrados?

Tenemos que pensar cómo podemos hacer para ejercer nuestra libertad desde el interior de nuestras casas. Porque estoy convencida de que la libertad, más allá de la posibilidad de movimiento, existe cuando tenemos libertad de pensamiento. Y para tener libertad de pensamiento, tenemos que preguntarnos sobre estos temas y tenemos que reflexionar.

Sobre la cuarta parte: «La alborada»:

En este punto del relato nos encontramos con los indios dormidos, y los cristianos que llegan a atacarlos. Los indios están desprotegidos sin sus caballos, y los cristianos lo aprovechan.

En la guerra, hay mucho permitido. Pero, incluso dentro de la guerra, hay códigos de conducta que deben respetarse. Existen modos de actuar que se considera que aportan «honra», y otros la quitan.

Vivimos tiempos difíciles. Escuchamos en los medios cómo se compara la situación que atravesamos con una guerra; se habla de una guerra viral. Por supuesto que en esta guerra, nuestro enemigo no es humano. Por eso no existen dilemas morales sobre qué hacer con el enemigo, o cómo tratarlo. Pero por supuesto que, en esta situación que vivimos todos podemos actuar de maneras más o menos «honradas». Por eso la pregunta de hoy es:

¿Quiénes vamos a ser durante la pandemia de Covid-19?

Les sugiero que tomen un rato para escribir en su diario cómo están pasando esta pandemia, qué sentimientos les genera, cómo están llevando la cuarentena, qué podrían hacer para ayudar.

¿Pueden ayudar de alguna manera con la lucha contra el virus? ¿Pueden ayudar en su casa para que la cuarentena sea más llevadera? ¿Van a ser de las personas que suman, que construyen, que aportan?

Sobre la quinta parte: «El pajonal»:

En esta parte de La cautiva nos encontramos con Brian y María en un inmenso pajonal. Si bien se trata de un buen lugar para esconderse, la naturaleza es inhóspita y Brian se encuentra demasiado débil como para enfrentarla. Pronto desfallece, y María intenta encontrar una solución. Dice el yo poético:

Pero a cada golpe injusto
retoñece más robusto
de su noble alma el valor

En lugar de dejarse vencer, crece su valor porque se trata de salvar la vida de Brian. Así, siguiendo un rumor de agua, María encuentra un arroyo al que debe llevar a Brian:

Pronto llega al alto nido
Donde yace su querido,
Sobre sus hombros le carga,
Y con vigor desmedido
Lleva, lleva, a paso lento,
Al puerto de salvamento
Aquella preciosa carga.

María, una mujer angelical y frágil, de pronto tiene fuerzas para levantar a Brian. María muestra un “vigor desmedido”, más allá de sus posibilidades físicas, y lo hace porque tiene un objetivo que es más fuerte que su propia vida: su amor.
Cuando encontramos un objetivo superior, y nos olvidamos de nosotros mismos, muchas veces podemos más de lo esperable. Nuestros sacrificios son mayores, nuestras capacidades son inimaginables. Para María es su
amor por Brian… ¿Y para nosotros?

¿Qué nos mueve a actuar y nos da fuerzas?

Los invito a que piensen ahora cuáles son sus motivos para ser mejores, para superarse.
Puede ser una persona y, como para María, será el amor lo que los mueva. Quizás no sea un amor de pareja. Quizás sea un hermano, los padres, los amigos: alguien por quien estén dispuestos a sacrificarse, alguien que los haga ser mejores.
Pero también puede ser otra cosa, y no una persona. Alguna causa, su espiritualidad, alguna pasión.
Todos tenemos algún motivo, algo que nos impulsa a crecer, a mejorar.

Sobre la sexta parte: «La espera»: 

En este caso, el título nos lo dice todo. Brian y María esperan, ocultos. Esperan que Brian recupere fuerzas, esperan que pase lo peor.

Sin duda que, en nuestro contexto actual, si hay algo con lo que nos podemos identificar es con la sensación de la espera.

Encerrados en casa, esperamos que pase este momento que nos toca vivir. Esperamos que todo se resuelva de la mejor manera posible.

Y esta espera tiene dos implicancias fundamentales: esperamos como única acción, porque no nos movemos, porque no estamos haciendo nada más. Pero también la espera involucra un sentimiento de deseo y una esperanza que lo que viene será mejor. La espera involucra un deseo: “espero que estés bien”, así lo quiero. La espera de Brian y María también involucraba un deseo y una esperanza en el porvenir.

¿Y nosotros? Hoy los invito a reflexionar sobre este tiempo de espera que estamos atravesando.

¿Cómo llevan ustedes esta espera? ¿Sienten esperanza? ¿Se sienten seguros? ¿Les cuesta esperar y dejar que otro resuelva la situación? ¿Les gustaría pasar a la acción, ser más útiles? ¿Qué sentimientos les provoca esta quietud?  

Sobre la séptima parte: «La quemazón»:

En esta parte de La cautiva encontramos a nuestros protagonistas en un
momento crítico. El fuego se extiende hacia ellos, y se encuentran atrapados.

El fuego lo devora todo: es una catástrofe. La gente, asustada, comienza a
buscar explicaciones para esta situación desesperante. ¿Llega el fin del
mundo? ¿Se trata de un castigo divino? ¿Nos pone a prueba Dios?

Frente a las grandes plagas y pestes, frente a los desastres naturales y
catástrofes, la gente tiende a generar este tipo de reflexiones. Eso mismo
pudimos ver durante estos días: las redes están plagadas de este tipo de
ideas, ya sea profesadas en broma o en serio.

¿Cómo interpretan ustedes esta situación que nos toca vivir? ¿Y
qué piensan, en general, de este tipo de situaciones?

Muchos lo interpretan desde la religiosidad, ya sea para bien o para mal.
Mientras que algunos ven en las situaciones críticas un castigo divino, otros
las entienden como una invitación al cambio. Para muchos, se trata de
momentos que nos invitan a crecer.

Algunas personas no pueden dejar de analizar el aspecto social de la
crisis: entienden estas situaciones como momentos en que la
solidaridad tiene que prevalecer. Mientras muchos discriminan,
otros entienden que en los peores momentos, la unión hace la
fuerza.

Sobre la octava parte: «Brian»:

En la octava parte de La cautiva encontramos a Brian muy débil y, como es de imaginar, María está muy preocupada por su amado. La preocupación toma la posesión de su mente; tristes pensamientos y funestos presagios la invaden.

Triste a su lado María
revuelve en la fantasía
mil contrarios pensamientos,
y horribles presentimientos
la vienen allí a asaltar;
espectros que engendra el alma,
cuando el ciego desvarío
de las pasiones se calma,
y perdida en el vacío
se recoge a meditar.

Muchas veces, ante situaciones críticas, uno comienza a manifestar pensamientos tristes. Y cuando estos toman lugar en nuestra mente, nos resulta difícil apartarlos. Pero generalmente logramos construir estrategias para alejar esa tristeza… podemos distraernos mirando una película graciosa, o quizás nos ayuda charlar con algún amigo. Algunos prefieren consolarse en compañía, acercarse a la familia. Otros logran calmarse en soledad, meditando, trabajando sobre su propia mente.

Hoy les pido que busquen en su interior y piensen…
¿Qué los pone tristes? ¿Qué pensamientos evoca esa tristeza?

Y, para no quedarnos en este lugar negativo, también les pregunto…
¿Cómo logran escapar de esos pensamientos nocivos?

¿Tienen alguna estrategia? ¿Se les ocurre alguna idea? ¿Cuál puede ser un escudo en contra de la tristeza?

Sobre la novena parte: «María»:

El final de La cautiva nos presenta la muerte de los amantes. Primero fallece Brian y entonces pocas razones le quedan a María para vivir. Sigue su camino en busca de su otro amor: su hijo. Más cuando se entera de que también él fue asesinado por los indios, ella muere.
La partida de estos amantes nos lleva a realizar una pregunta que siempre está presente en las relfexiones de la humanidad, y que hoy les planteo como reflexión:

¿Qué creen que existe después de la vida?

La pregunta por la trascendencia nos convoca como seres humanos. Las religiones nos presentan respuestas y, como católicos, tenemos herramientas para contestar. Pero nuestra fe (en caso de que la tengan) tampoco nos salva de las dudas, tampoco nos regala certezas inquebrantables.

Por eso, hoy los invito a reflexionar sobre este gran interrogante.

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